Calidad y Productividad en las Empresas


En la época actual, el individuo promedio tiene idea de las empresas, negocios o industrias que existen a su alrededor, ya sea que se dediquen a los alimentos, a los accesorios, a la comunicación, a la tecnología, u otras de las muchas que existan. Pero, el problema de ese individuo promedio, es el poco conocimiento que se tiene sobre cómo funciona una empresa para poder satisfacer una de las muchas necesidades que puede llegar a tener una población.

Dentro de una empresa, existen dos puntos importantes para que esta se logre desarrollar de una forma próspera y segura: Calidad y Productividad. Dos términos ligados de la mano, debido a que no pueden lograr su objetivo uno sin el otro, dependiendo de la situación en la que se emplee y se lleven a cabo frente a la sociedad.

Una empresa solo es capaz de desempeñarse de forma ascendente y positiva en la economía si muestra el nivel de Calidad ante esta población, debido a que un bajo nivel de Calidad en un producto o servicio, no genera una aceptación de la sociedad hacia éste, y en dado caso, no genera un nivel de Productividad por su baja Calidad. En caso contrario, ante una Calidad alta que se ofrece al  consumidor o usuario, genera una Productividad mayor de acuerdo al nivel de Calidad.


El Desarrollo muestra el vínculo y la estabilidad que se mantiene dentro de una empresa, gracias a la Calidad y Productividad creada por ella misma; así mismo, explicando como la Productividad no solo es un proceso de aprovechamiento, sino también de avance ante una innovación competente.


Todo director tiene la idea de  que su empresa produzca productos de elevada calidad y poder producirlos a un bajo costo, pero esta idea se ve afectada en ocasiones por resultados respecto a la calidad, y estos resultados, representan la imagen del director de dicha empresa.

Detrás de una Alta Calidad, se encuentran diversos factores que se deben tomar en cuenta, la principal de estas es la necesidad de los clientes. Si las empresas no miden cómo se siente el cliente con relación con el desempeño del producto o servicio ofrecido, nunca se podrán tomar acciones concretas de como elevar la eficacia de la empresa; es aquí, donde las empresas utilizan el método de la autoevaluación, que consiste en calificarse así mismas en los aspectos de tiempo, producción, resultados y errores, para crear una capacitación y transformación de procesos desde el punto inicial de calificar la Calidad que se ofrece.

Una Calidad Total o “Excelencia” da un aporte de valor al cliente, en forma de que supera las expectativas que el propio usuario espera recibir. Además, si se obtiene a un precio accesible, o menor al esperado por el cliente, se obtiene un valor agregado, puesto que se le ofrece más de lo esperado y en las mejores condiciones.

Logrando una Alta Calidad, se obtiene una buena imagen por parte del consumidor o usuario, en este punto, es donde la empresa empieza su Productividad, o también dicho como el uso de recursos a un sistema productivo; al relacionar la productividad con el factor cliente, se logra entender que a menor tiempo de llevar a cabo el resultado deseado, más productivo es el sistema.

La Productividad debe aplicarse  como un mejoramiento a la capacidad productiva, buscando eficiencia en el sentido de Pareto, es decir, mejorando el producto, eficacia, salarios, etc., sin afectar o desmejorar algún otro indicador (ROJAS, 2007).

La Productividad en una industria va más allá del simple hecho de producir un bien sino que busca encontrar métodos y soluciones para ser competitivos en el mercado empresarial, debe estar orientada a satisfacer las necesidades del consumidor de forma directa o indirecta. Para ello, la dirección debe saber integrar todos los factores  que intervienen en la Productividad y desde luego, a uno de los más determinantes que le da vida a los resultados de la empresa, es el del  factor humano.

La relación entre Calidad y Productividad es tan directa, que las empresas deben contar con métodos eficaces de mejora, control, evaluación y medición de sus estrategias de mejora continua y de productividad. Para ello se utilizan indicadores objetivos de producción y costos asociados a la mano de obra, materiales, gastos de infraestructura, etc.

La vieja teoría del comercio internacional que asumía la competencia basada en las ventajas naturales estáticas por dotación de factores ya ha sido superada, las economías nacionales deben desarrollar ventajas competitivas dinámicas mediante estrategias de desarrollo científico y tecnológico que les permitan insertarse en fracciones de mercado que posibiliten el intercambio internacional o hacer frente a los productos de bajo costo que amenacen inundar sus propios espacios, desplazando producción y empleo domésticos.

Por consiguiente, las empresas u organizaciones deben entender lo anterior como una oportunidad para integrar sistemas y modelos de mejora continua, tanto organizacionalmente como en los diversos procesos llevados a cabo, emprendiendo la detección de errores y mejorando en las áreas favorables.

Una de las mejores formas de lograr ligar la Productividad junto a la Calidad, es la acreditación de un Modelo de Excelencia, o en algunos casos, una Excelencia Empresarial. La Excelencia Empresarial es organizar, gestionar y hacer todo bien a la primera, SIEMPRE Y TODOS, en todos los ámbitos de la organización, logrando resultados integrales excelentes planificados (EFQM, 2016). Además de asegurar un reconocimiento por parte de clientes, steakholders y la sociedad en general, entrara en una etapa progresiva a su autoevaluación.

Las Productividad, asimismo, es un factor determinante de una empresa para llevarla a un ámbito de competitividad en un sentido más amplio y general, como forma del tejido empresarial de todo un país. Integrando un nuevo ligamento a Calidad y Productividad, se obtiene la Competitividad, entendida como el mejoramiento de la capacidad productiva y del entorno en general, buscando la eficiencia, es decir, mejorando el producto, salarios, etc., a ser posible sin restar Calidad a ningún indicador (PEÑA, 2015).

Una empresa para poder entrar en un sector de Competitividad, debe fortalecer distintos aspectos tanto internos, así como externos. En el caso de aspectos internos, se entiende por el lado de la innovación de productos o servicios; un único producto a un sector no va a satisfacer para siempre su necesidad, por ello, es que la innovación es necesaria, para lograr darle seguimiento a esa determinada necesidad y satisfacerla de forma rápida y segura. En cuanto a los aspectos externos, se comprende la difusión en medios de comunicación, presentaciones y desarrollo en cuanto a productividad.

La brecha entre las capacidades científicas y tecnológicas de los países industrializados y los países en desarrollo es una de las manifestaciones contemporáneas de la persistencia del subdesarrollo y también una de sus causas mayores. (UNESCO, 1999).

Asimismo, el potencial humano de un país es fundamental en la implementación de esas nuevas afluencias de tecnología así como el grado de capital foráneo es importante como propagador tecnológico.

Por lo tanto, en toda organización la Productividad, Competitividad y Calidad son tres conceptos y procesos que van de la mano, constituyendo un trío de claves íntimamente ligadas para tener éxito en un entorno marcado por la globalización y la gran competitividad a todos los niveles (GUZMÁN, 2011).

En América Latina, antes de iniciarse la apertura económica, la productividad estaba creciendo a bajo ritmo, y este fenómeno fue uno de los principales argumentos para la liberalización tanto del comercio internacional como del régimen de inversión extranjera. La productividad media de la empresa latinoamericana es apenas un tercio de la correspondiente a las empresas de los países desarrollados. Cerrar esta brecha de productividad requiere de un gran esfuerzo hacia la modernización tecnológica tanto de los equipos y de las tecnologías de proceso, como de las formas de organización del trabajo y de la producción, también sumamente atrasados. Sin embargo, se mira tal modernización con recelo puesto que se teme que la contrapartida de tal aumento en la productividad sea una disminución en el empleo (RAMOS, 1997).

Conclusión.

Para afrontar los retos del mañana, toda empresa debe de implantar una cultura de mejoramiento en cuanto a la Calidad del servicio aplicado al mayor número de consumidores o usuarios; hacer del trabajo en equipo una participación efectiva del personal en general, manteniendo los objetivos planeados de la estrategia de la organización.

Día con día, la Calidad exige más a cada empresa y a cada producto, debido a que el nivel de competencia sigue elevándose, y toda empresa sigue creciendo buscando ventaja sobre las demás que se tienen sobre un individuo u organización móvil. En este sentido, el que no avanza, retrocede, causando pérdidas en cuando al mercado de productividad o ganancias.

Los conceptos de Calidad, Productividad, Competitividad, Globalización, entre otros, van de la mano ya que unos determinan a los otros. Sin una buena Calidad en los procesos de venta, no se genera Productividad, y si no es productivo no se puede competir en un mercado o ante una sociedad, y si no es competente, no puede entrar un ambiente globalizado, impidiendo su desarrollo como producto.

Debido a lo anterior, es necesario aclarar que las empresas deben tener en cuenta diferentes aspectos a la hora de ofrecer un servicio o producto, como lo es el sentir del cliente ante la Calidad de este, la medición del tiempo en cuanto al servicio fue atendido y corregir lo que desarrolla una insatisfacción en el cliente, debido a que existe la típica patente entre insatisfacción e incomunicación con los clientes.

Comentarios